¿QUÉ ES LA PIEL SENSIBLE Y CÓMO PUEDE TRATARSE?

La piel  sensible es la denominación de la piel que reacciona irritándose o congestionándose ante la más pequeña agresión, es decir, es una piel predispuesta a reaccionar más de lo necesario ante estímulos externos e internos. También puede definirse como un  síndrome  caracterizado por una alta sensibilidad, con o sin signos clínicos acompañantes,  de presentación aislada o asociada a otras patologías cutáneas y con importante repercusión en la calidad de vida de quien lo padece.El síntoma más importante es la presencia casi constante de picazón, ardor, escozor y sensación de tirantez de la piel, a su vez puede encontrarse eritema, telangiectasias y descamación. La prevalencia de esta condición ha aumentado mundialmente en los últimos años por muchos aspectos: la intensidad de los rayos solares, el uso indiscriminado de cosméticos, la gran oferta de productos y el desconocimiento de las necesidades de nuestra piel. La piel sensible puede presentarse  en hombres y mujeres, de predominio en etnia blanca y menos frecuente en afroamericanos. Se ha observado que la edad puede influir en la susceptibilidad a la piel sensible, demostrándose que los jóvenes son más sensibles que los mayores  y esta sensibilidad  irá disminuyendo con el paso de los años. Las  causas  de la piel sensible se puede entender como un proceso multifactorial en el que se combina un origen genético con  factores intrínsecos y extrínsecos que desencadenan y/o agravan las manifestaciones clínicas, dentro de los factores intrínsecos pueden mencionarse la susceptibilidad al rubor, la pigmentación de la piel, la superficie de la piel muy delgado, disminución de la hidratación epidérmica, terminaciones nerviosas de la piel aumentadas, entre otras. Las enfermedades que con mayor frecuencia se asocian con piel sensible son el acné, eccema de contacto, psoriasis, rosácea, dermatitis atópica, dermatitis seborreica y vitíligo.  Dentro de  las causas  extrínsecas y que podemos modificar se encuentran los  cosméticos y productos de aseo, factores medioambientales  tales como el frío, el sol, el viento, el calor, la contaminación y el aire acondicionado, también la alimentación como especias, picantes, comidas calientes,  alcohol, café, sin dejar de lado la exposición a productos químicos. Todo lo anterior nos puede llevar a una reducción del umbral de tolerancia de la piel causando una piel sensible. Los tratamientos de esta condición de la piel pueden ser múltiples, siempre teniendo en cuenta que deben ser indicados por un medico dermatólogo experto para no estar expuestos a empeorar las características de la piel. Dentro de las opciones terapéuticas la humectación y los buenos hábitos de limpieza en la mañana y la noche son claves, el ácido azeláico y el ácido glicólico en porcentajes  humectantes son una excelente opción, el uso de un filtro solar adecuado y evitar exposiciones a fuentes desencadenantes ayudarán al equilibrio de la piel,  además el tratamiento con láser tipo Vbeam e IPL vascular ofrecen óptimos resultados en estos casos.

 

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